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Leon Impala: “Nos desnudamos mucho más en este proyecto que en nuestro trabajo de actores” (2019)

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Fotografía: Patricia Martín

Chema León y Diana Palazón decidieron en su día emprender una nueva carrera artística paralela a la interpretación, oficio al que se han dedicado toda su vida. Así nació Leon Impala, un proyecto musical en el que ambos vuelcan todas sus inquietudes y se desnudan para dar rienda suelta a toda su creatividad y que completan Queque Maroto y Ester Rodríguez.

Tras un primer EP titulado ‘La grieta’ y publicado hace un año, Leon Impala acaban de editar su primer larga duración. ‘El plan’ recoge todo lo que el dúo que encabeza la formación es en estos momentos a nivel artístico y muestra una clara evolución con respecto a su anterior trabajo. Bajo un envoltorio donde el dream-pop viste con delicadeza las canciones, se encierran unas letras sugerentes, profundas y muy personales.

Unos días antes de que ‘El plan’ viera la luz, nos juntamos con Diana y Chema en un céntrico y acogedor bar de Madrid. Allí, con toda la honestidad y transparencia que ellos atesoran, pudimos constatar que detrás de estas composiciones hay un enorme peso conceptual y creativo. Esta es la conversación que tuvimos con ellos.

Para arrancar me gustaría que vosotros mismos nos contarais cómo surge el proyecto de Leon Impala. ¿Cuál es el origen de todo?

Diana: El proyecto nace en La Rioja porque Chema es de allí. Es donde empezó todo, con otra formación diferente a esta. Pero rápidamente nos dimos cuenta que había que trasladarse porque teníamos más opciones aquí. Allí estábamos en otro formato, más tranquilamente, pero nos vimos que Madrid nos ofrecía muchas cosas, entre ellas una buena cantidad de músicos.

Chema: Yo tengo una casa en La Rioja, tengo allí a la familia y viajo bastante, pero todo esto tampoco tenía mucho sentido porque vivimos aquí.

Diana: También es que te trasladaste a vivir aquí…

Chema: Yo vivo aquí desde el 99 pero es verdad que en aquella época estaba tanto tiempo en La Rioja, como en Madrid. Ahora es diferente porque paso la mayoría del tiempo aquí. 

Diana: En realidad todo tenía más sentido haciéndolo aquí.

Chema: Es que en un principio el impulso del grupo fue mío, de manera muy personal. Pero llega un momento en que el proyecto era de los dos completamente y ya con el traslado todo cobró sentido.

Diana: Chema tenía muy claro que quería incorporar en el proyecto una voz femenina y también quería que probara a hacerlo yo.

Chema: Eso es verdad. Yo sabía por dónde quería ir caminando estilísticamente y sabía lo que necesitaba. Necesitaba un tipo de instrumento y un tipo de voz determinada. A raíz de eso, Diana se implicó tanto que, en un momento dado, nos dimos cuenta de que el proyecto era ya una cosa a medias.

Diana: Y de ahí nació también el nombre…

Chema: Leon Impala es un juego con nuestros apellidos, un guiño.

Diana: Yo me apellido Palazón, pero León Palazón como que no lo veíamos (risas)

El hecho de formar un grupo de música, ¿responde a una necesidad artística de llegar a otros lugares donde no llegabais con vuestra otra faceta?

Diana: Este proyecto nos permite una cosa que no hacemos en la otra faceta y es proponer nuestras cosas: cantar nuestras cosas, poner nuestra música, nuestra creatividad, contar nuestras historias, etc. Es muy personal.

Nosotros somos actores desde que tenemos 18 o 20 años y ha sido nuestra única profesión hasta ahora. Pero es verdad que yo nunca he creado conmigo misma.

Chema: Digamos que cuando eres actor, normalmente cuentas las historias de otro. Hay casos particulares de actores que son también dramaturgos y demás, pero nosotros siempre hemos funcionado como actores mercenarios, en el buen sentido de la palabra. Aquí hemos creado un proyecto en el que hacemos todo nosotros.

Diana: Esto nos permite hacer algo que no hacíamos. No es para llegar a otra gente porque tampoco sabes muy bien, cuando haces las cosas, qué publico te va a ver. En realidad, hasta que no tienes una respuesta, no sabes realmente quién va a ser tu público.

Al principio fue chocante ver que durante un concierto el público habla. En teatro no es así

Que vengáis los dos del mundo de la interpretación, ¿os ha ayudado a empezar esta carrera musical con más seguridad a la hora de enfrentaros al público o de subiros a un escenario?

Diana: En realidad creo que tienes ganado muy poquito en el escenario (risas).

Chema: Yo creo que algo sí que está ganado. A lo mejor en la presentación de un disco o en el primer bolo, no, pero cuando ya has hecho tres creo que sí tienes algo ganado. Pero para mí es muy distinta la exposición porque cuando haces teatro te pones una máscara y hay un personaje y un texto, pero aquí, aunque hay unos acordes y unas letras, sigue estando esta cosa personal. 

Diana: En nuestro caso es bastante desnudo, es como “Hola, estamos aquí y esto es lo que os vamos a contar y a cantar“. Nos desnudamos mucho más, sin duda.

Chema: Además es una decisión personal. Muchas veces nos han comentado en algún directo: “Como sois actores, pensábamos que ibais a hablar más” (risas). Es cierto que hay otros actores que tienen bandas de música y toman la decisión de hacer algo más teatral pero en nuestro caso, tanto musical, como estilística, como estéticamente, preferimos simplemente mostrar la música. A mí me gusta esta cosa del shoegaze, que nació de los músicos que solo miran los pedales o los zapatos. A mí eso siempre me ha parecido muy fascinante. Vamos a ver a Mogwai, que es uno de nuestros grupos de cabecera y que son maravillosos en directo, y no dicen nada más que “Cheers” al final del concierto. A nosotros nos emocionan mucho ese tipo de propuestas.

Diana: El contacto con el público es totalmente diferente. En teatro sueles tener la cuarta pared pero aquí es muy distinto, es algo más conjunto, mirándote a la cara.

Chema: También se habla en los conciertos y es algo a lo que nosotros no estamos acostumbrados (risas). Y eso que nosotros vamos con auriculares in ears y nos abstraemos un poco de eso, aunque se oye igual… La verdad es que eso fue chocante en los primeros conciertos, porque nosotros estábamos acostumbrados al silencio absoluto.

Diana: Y cuando alguien tose o le suena el teléfono a todo el mundo le extraña (risas).

A nivel personal y artístico ¿dónde pretendéis llegar con vuestra música?

Chema: Yo creo que las referencias, que tienen mucho que ver con lo que preguntas, van mutando a medida que el tiempo pasa. Por otro lado, lo que siempre intentamos mantener por encima de todo, es lo que mejor sepamos hacer. No sé si me explico, pero nosotros como actores hemos aprendido que a veces uno no es bueno en todo. A mí me encantaría cantar como Thom Yorke, pero soy barítono. Hay que aprovechar en lo que uno es bueno y aprender a desarrollarlo. Pero claro, esto no se hace en un año.

Hace un año que publicasteis vuestro primer EP y ahora presentáis el primer larga duración. ¿Os ha dado tiempo en estos meses a saber cuál es el camino que queréis llevar? 

Diana: ¿Sabes qué nos pasa? Que aprendemos mucho. Cada vez que grabamos sabemos, de repente, hacia dónde queremos ir. A lo mejor hay una canción, como la que yo llamo la canción bisagra, de nuestro EP…

Chema: Ah, sí, te refieres a “Los corzos”, que fue nuestra primera canción bisagra. La segunda es “Cristal”, que está en este disco pero viene del EP, lo que pasa es que no se lanzó con él.

Diana: No es exactamente como estaba. Venía de allí pero se cambió completamente porque ya sabíamos hacia dónde queríamos ir con ella.

Chema: Se han vuelto a grabar voces y guitarras, pero “Cristal” se grabó a la vez que, por ejemplo, “Je T’aime… Moi Non Plus”. Lo que pasa es que ya veíamos que ese era el camino hacia el que queríamos ir y decidimos guardarla para el siguiente trabajo.

Nuestra apuesta por lo que queremos contar está por encima de lo que podamos vender

Entre el EP ‘La grieta’ y ‘El plan’, se nota que el sonido de Leon Impala ha evolucionado.

Diana: Es cierto que los dos vemos enseguida hacia dónde queremos ir y por dónde queremos investigar. Es que también estamos aprendiendo mucho y eso es una maravilla.

Chema: Nos gusta mucho trabajar, estar muy encima de las canciones, darles mil vueltas… Creemos que este disco no es un cambio de estilo sino que es un paso más. Es primo hermano del anterior pero hay una evolución por nuestra parte que ya veíamos en “Cristal”. A raíz de esa canción es como se ha ido desarrollando el resto de temas del disco. En todo esto nos ha ayudado mucho Raúl Pérez. Él no es solo nuestro productor sino que está detrás del proyecto y opina, en todo momento, de las cosas que le vamos mandando. 

Diana: Raúl siempre ha sabido ver por dónde teníamos que ir, como por ejemplo por dónde tenía que tirar la voz de Chema

Chema: De hecho, en las voces de este disco, aunque ya veníamos con una idea, la apuesta final ha sido de él y cuando terminamos de mezclar el disco nos dijo: “Hemos dado con la tecla de las voces”.

A priori ocupáis un lugar en la música que quizás no tenga mucha visibilidad en el panorama actual de nuestro país, quizás sea un estilo más minoritario y menos comercial. ¿Qué lugar creéis vosotros que podéis ocupar?, ¿pensáis que, de alguna manera, pobláis una zona que hasta ahora estaba casi vacía?

Diana: Sí que somos conscientes de que lo que hacemos no es lo usual. Pero dentro de esto, queremos ser consecuentes y honestos con lo que queremos hacer, que es precisamente esto, aunque a lo mejor el nicho sea más pequeño o menos conocido. 

Chema: Nosotros entendemos que, en el panorama indie, hay una fórmula que funciona y que se está repitiendo. Evidentemente que nos gustaría tocar en todos los festivales posibles pero no es el origen y, como no es así, nuestra apuesta por lo que queremos contar sigue estando por encima de venderlo. Al fin y al cabo, nuestro trabajo principal es ser actores, y esto es una apuesta más personal. Nuestro mánager nos lo decía el otro día, que nuestro disco quizás tiene algo que contar en el panorama español. Así que, ojalá se pueda valorar como tal.

Vuestra música es tan orgánica y llena de capas y matices que en cada escucha se descubren nuevos elementos, nuevas interpretaciones. Me da la impresión de que es algo en plena expansión, como una especie de flor que se va abriendo. ¿Todo esto nace de una idea clara de lo que queréis conseguir o es fruto de la experimentación y de probar o jugar con distintos elementos?

Chema: Has dado con una cosa muy clave y que me gusta que lo hayas apreciado así. A mí me fascina el mundo de los arreglos y de los sonidos y, a pesar de que trabajamos con ordenadores y sintetizadores, todo lo que tiende a lo orgánico, normalmente nos interesa mucho.

Yo soy súper digital, de hecho llevo hasta un Kemper para tocar, pero sin embargo todo lo que tiene que ver con lo orgánico, a nivel de sonido, nos emociona mucho más que lo que es completamente electrónico. A nivel de composición también hay algo que nos interesa mucho y es lo que dices tú, que parece que una canción nunca termina de contártelo todo.

Esa es la impresión que me da, que abrís caminos pero parece que dejáis muchas puertas abiertas. Como si las canciones tuvieran muchas posibilidades de crecimiento, que están cerradas pero podrían haber seguido evolucionando.

Diana: Es como si fueran artesanales. Yo a Raúl siempre se lo digo, que es un artesano. Sí que es verdad lo que dices, porque las canciones las hemos cerrado tomando decisiones en un momento determinado.

La naturaleza es vital para nosotros

Me gustaría que me contarais cómo es vuestro proceso compositivo. Desde las primeras ideas de letras hasta que registráis la canción definitiva. ¿Cómo funcionáis como banda, cómo repartís las tareas, etc.?

Diana: El proceso creativo siempre empieza por Chema, él es el pistoletazo de salida. Y yo casi siempre entro cuando el proceso ya se ha iniciado, aunque sea solo con un acorde, pero ese acorde inicial siempre viene de él. La toma de decisiones sí que es algo que es más de los dos.

Chema: Las funciones las tenemos repartidas pero de manera muy natural. Yo siempre he tenido la inquietud de tener un grupo, desde que tengo uso de razón, pero por circunstancias de la vida, aunque siempre he tocado la guitarra, nunca me puse a ello en serio. 

A mí me gusta mucho nadar y muchas veces el proceso empieza ahí porque se me ocurren muchas ideas cuando estoy en el agua. Yo nado tres o cuatro días a la semana y eso es un tiempo en el que la mente se para y surgen un montón de ideas. A veces lo hago con música y tengo también el móvil cerca donde voy grabando pequeñas ideas. A veces la idea es una referencia de una canción, o es una letra que me viene a la cabeza, o una melodía… Y ahí ya rápidamente entra Diana.

Diana: Pero él lo inicia siempre. Después, la gran mayoría de las veces, las letras las hacemos juntos.

Chema: Sí, las letras las escribimos juntos. Yo soy más terrenal a la hora de escribir y, aunque lo hago de una manera poética porque me gusta no cerrar los significados, mis referencias suelen ser más terrenales. En cambio, a ella le gusta dar a las letras unas referencias más espirituales.

Diana: A mí es que eso me viene solo (risas).

Chema: De esta manera, la psicodelia más terrenal que a mí me gusta se junta con su parte más espiritual…

Diana: A mí es que esto me conecta directamente con el alma humana, todo el rato. A veces, la misma canción la interpretamos de maneras diferentes, y eso es muy bonito porque normalmente las canciones son así, abiertas a distintas interpretaciones. Entonces ocurre que estamos cantando la misma cosa, pero para él está significando algo totalmente diferente que para mí.

Chema: Y cuando nos explicamos el significado vemos que, a la hora de decidir hacia dónde va exactamente la letra, le podemos dar más hacia un lado o hacia otro, dependiendo de lo que pretendamos. Puede haber elementos más míos, como una ruptura de una relación y puede haber elementos de ella que sean más espirituales, como algunas referencias que se repiten en el disco: lo divino, la naturaleza, el caminar sobre las aguas, etc.

De hecho, desde que os empezasteis a dar a conocer habéis remarcado que la naturaleza es muy importante en vuestra música.

Diana: Eso es vital para nosotros.

Chema: Es que nosotros vivimos en el campo.

Diana: Y no vivimos más en el campo aún porque no podemos (risas).

Chema: La casa que tengo en La Rioja que te comentaba antes, está en mitad de la montaña, sola, y aquí vivimos en la sierra. No en mitad de la naturaleza porque, por logística familiar, vivimos en una urbanización, pero estamos en el campo también.

Por tanto, tampoco tendría mucha lógica escribir sobre la ciudad, por ejemplo.

Chema: Nuestra música creo que tiene también algo urbano, pero desde un lugar más psicodélico.

Diana: Tiene algo más de viajes.

Chema: Eso es. De ahí también viene la portada del disco, con la foto de Pau Roca

Nuestros miedos o frustraciones se plasman en nuestra relación con los demás

Las letras de vuestras canciones son también bastante ensoñadoras, muy acordes al estilo de música que facturáis. ¿De dónde salen esos pasajes de los que habláis?

Diana: Yo realmente escribo de lo que siento. Cuando uno se siente dentro de uno mismo, empiezan a surgir muchas preguntas. Es que el ser humano no tiene las preguntas más básicas resueltas: “¿De dónde vienes?”, “¿A dónde vas?”, “¿Qué hacemos aquí?”… No lo sabemos. Hacemos que lo sabemos pero en realidad, ¿qué hacemos en una pelota que está flotando en medio del universo? No tenemos ni la más remota idea. Yo cada vez que me conecto con mi interior, todo esto me vuelve a surgir.

Chema: Lo bueno de lo que cuenta Diana es que esa es una realidad que lo abarca todo a nivel humano, es algo universal. Pero luego empiezas a concretar, como en “La piedra y la luz”, que habla sobre el miedo…

Precisamente esa creo que es la canción que más me gusta después de las primeras escuchas del disco.

Diana: Es que esa letra es…

Chema: Lo bueno de todo esto es que la universalidad de las letras abarca temas más concretos como el miedo, una ruptura, un viaje, etc. Al final somos eso, y nuestros miedos o frustraciones se plasman en nuestra relación con los demás. Si tú hablas de estas cosas y no las concretas en exceso, dejándolo todo más abierto, de pronto lo haces un poquito más universal. Por eso creo que los dos tenemos un buen punto de unión con las letras.

Es que además las letras y todas esas ideas, encajan a la perfección con el sonido del disco.

Diana: Eso también tiene que ver con el significado, porque cuando lo encontramos y sabemos por dónde queremos ir, la música siempre va en función de eso, de vestir esas ideas. Por ejemplo, “La piedra y la luz” Chema tenía clarísimo que tenía que ir desnuda completamente. Es que es tan frágil lo del miedo y es tan universal… porque lo tenemos todos.

Chema: Ya que hablas de esa canción, había algo al principio de la letra con lo que yo tenía una sensación de soledad. Entonces metíamos una batería y era como demasiado intrusiva.  De pronto un path electrónico, con una reverb potente y una distorsión orgánica que parece que está en la habitación de al lado, nos daba el ritmo que necesitábamos. Ese sonido se iba acercando y esa soledad se seguía manteniendo. Es que hay letras que son tan poderosas que la canción, a nivel sonoro, gira entorno a ellas.

Una de las señas de identidad más importantes de Leon Impala y quizás una de las que más puede enganchar a la gente es la forma de encajar vuestras voces entre sí. ¿Cómo os dais cuenta de que podéis equilibraros bien a nivel vocal? 

Diana: Desde el principio, cuando Chema me dijo que quería que me sumara al proyecto, vimos que nuestras voces encajaban y que teníamos que ir buscando por ese camino. La investigación en este disco ha ido también por ahí. Sabíamos que teníamos algo que, por lo que sea, cuando se juntaban hacían algo: como que oyes las dos voces pero también oyes cada una. Están juntas pero separadas, no sé si me explico…

Chema: En el EP las voces son más extremas: la mía es más grave, a lo Cohen y la suya es más aguda, a lo Jonsi. En este disco lo que sí que teníamos claro era que queríamos hacer que las dos voces, aun sabiendo que estamos en registros muy distintos, fueran una. Raúl nos fue guiando con esto y, al entrar en un terreno más dreamy y menos épico, encontramos ese lugar, velando un poco las voces, acercando las tonalidades y currando mucho. Raúl al terminar de grabar el disco nos dijo que, aunque puede mejorar, como todo, habíamos dado con la tecla de las voces.

En el proceso de creación, como en la ciencia, muchas veces te encuentras con cosas por casualidad

¿Creéis, por tanto, que habéis encontrado vuestra voz?

Diana: Yo soy muy del presente y te diría que, a día de hoy, para este disco, sí.

Chema: A mí me gustaría pensar que sí porque eso me da calma, ¿sabes? (Risas)

Diana: La realidad es que en el proceso de creación te encuentras con cosas y muchas veces por casualidad, como en la ciencia. Creo que es una mentira creer que ya hemos encontrado algo.

Se nota que venís del mundo del arte porque al final se trata de eso, de tener un concepto, de experimentar, de probar, de descubrir… El arte siempre ha sido concebido así.

Diana: Él es mucho más técnico que yo y tiene más claro que yo hacia dónde tirar. Este disco está aquí porque Chema tenía muy claro hacia dónde tenía que ir. Yo me voy sumando a todo eso.

Chema: Es que yo hago de todo, desde escribir letras con ella y componer armonías, hasta trabajar el MIDI. A mí todo el proceso me flipa.

Diana: La creación de las luces, por ejemplo.

Chema: Por ejemplo, las luces van sincronizadas con Ableton porque lanzamos en directo pistas y estos días estoy con las cegadoras y preparando las luces para el directo, en base a las canciones. También me arreglo mis guitarras, las abro enteras, las apantallo… me encanta todo este proceso musical.

A los videoclips también les estáis dando una gran importancia. Contadme cómo los planteáis.

Diana: Él piensa en las canciones y yo pienso en imágenes. Yo hago el guion y los dirijo. A mí esa parte me apasiona. 

Chema: De hecho, el nombre de Leon Impala surgió de Leon Impala Films, antes que del grupo, como proyecto de cine experimental.

Además de “La grieta” y “Je T’aime… Moi Non Plus”, tenemos el de “Canción del desierto”, que se estrenará en breve, pero que es con imágenes del concierto que dimos en marzo en la sala El Sol, así que no es de Diana. Tenemos otros dos: uno que nos está haciendo un amigo de Estados Unidos y otro que ha dirigido Diana, que es precioso, una joyita. Este es de una canción que solo está en la edición física del disco, escondida, que es un extended de “Nadie despierta”.

Y a nivel de prioridades, ¿cómo encajáis ambas facetas en vuestro día a día?

Diana: Con agendas… (risas). De momento, nosotros somos actores porque es nuestra profesión y lo que nos da de comer. Pero también queremos darle cada vez más sitio a la música.

Chema: A mí me encantaría tener un fifty-fifty, pero es cierto que este es todavía nuestro primer disco y que vivimos de nuestro oficio de actores.

¿Qué objetivos musicales os marcáis a medio plazo?

Diana: Yo ahora mismo, como tenemos tan encima esto, no veo más allá.

Chema: Yo tengo ya pensamientos y estoy en ello. Hoy he estado nadando ya, así que… (risas). Hay una cosa curiosa y es que “Cristal” fue una canción bisagra, pero también “La piedra y la luz” es una canción antigua, ya tiene un año. Curiosamente, las últimas canciones que hemos hecho son las más comerciales, como pueden ser “Canción del desierto” o “Con qué nos conformamos”, por ejemplo. Me gustan mucho los dos terrenos y yo quiero seguir investigando en ambos. Son dos terrenos relativamente distintos, pero creo que nos podemos permitir el lujo de trabajar en ambos aspectos. La verdad es que me niego a que tengamos que elegir.

AUTOR

Javier Decimavilla
Javier Decimavilla
La música nos puede salvar la vida o al menos mejorarla. Bob Dylan, Neil Young, David Bowie, The Beatles o The Rolling Stones, entre otros, nos llevan enseñando el camino a la felicidad desde hace décadas.

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