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Black Islands: “La banda está sujeta al proceso entrópico de los miembros que la componen” (2019)

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Fotografía: Dani Pohl

Desde Barcelona a Cádiz ‘Patio de luces’ confirma al cuarteto Black Islands como una apuesta segura gracias a la ayuda de Paco Loco a los mandos. La banda, nacida en el Prepirineo catalán, está formada por Javier Adrover, Pedro Martínez, Dani Rosa y Manu Hego. Precisamente hablamos con este último del antes, el ahora y el futuro más cercano, ahondando en todo aquello que no siempre se pregunta.

¿Quiénes son o sois Black Islands a día de hoy, a finales de Septiembre de 2019?

Permite que responda con una frase de Javi: Cuatro islas, cada una con su flora y su fauna. Un archipiélago peculiar.

Un grupo no es sólo batería, bajo, guitarra, voz… ¿qué creéis que aportan los demás al conjunto para que este proyecto siga adelante?

La aportación de los cuatro es total en todos los aspectos de la banda y no concebimos su existencia con otros componentes. Sería extraño, hemos vivido y afrontado muchas experiencias y el funcionamiento de la banda responde a nuestros impulsos de forma natural. Así que, me temo que esta banda está sujeta al proceso entrópico de los miembros que la componen.

¿El grupo saca una faceta de vuestra personalidad que en el día a día se mantiene en calma tensa?

Experimentamos una calma tensa antes de comenzar una serie de conciertos o los meses anteriores a la presentación de un disco. Esta vez supimos canalizarla componiendo las canciones que resultaron en ‘Patio de Luces’. Existen otras facetas que refuerzan nuestros vínculos. Somos una familia con matrimonio incluido.

¿Qué significa día de ensayo, día de concierto o día de grabar para vosotros?, ¿con cuál os quedáis?

Ensayar es terapéutico. Nos permite compartir experiencias y espolearnos creativamente. Hemos crecido juntos de forma interior entre esas cuatro paredes.

Entrar al estudio siempre ha sido aleccionador. En tres álbumes hemos tenido la fortuna de trabajar con dos grandes productores como son Santi García y Paco Loco y a día de hoy tenemos muy claro quiénes somos y cómo queremos sonar. Dicho esto, todavía no hemos logrado relajarnos al 100% en las grabaciones. Es una paradoja. Nos lo tomamos muy en serio y lo sufrimos cada uno a nuestra manera, aunque con el tiempo la cosa comienza a ser menos traumática.

Estoy convencido de que nuestro momento favorito es el día del concierto. Nos parece un acto de romanticismo que una pareja venga a vernos un sábado noche relegando Netflix a la resaca del domingo. Nos sentimos obligados a devolverles tanto amor con una buena experiencia.

Black Islands

Tenemos una acusada sensibilidad, interés y permeabilidad ante lo que ocurre en la escena actual

¿Cuál es el punto de origen del que surge ‘Patio de luces’?, ¿hubo una canción que marcó el camino del resto? Creo que hay ecos de una memoria colectiva relacionada con la pre adolescencia y la infancia, sonidos de finales de los 80 y principios de los 90 y sonidos contemporáneos de aquí y allí.

En el momento en que surgieron “Casa Encantada” y “Veneno” tuvimos claro que habíamos comenzado un nueva etapa que iba a ser reflejada en un próximo LP.

Una llamada, una fecha y un nombre provisional es todo lo que necesitamos en ese momento para comenzar a materializarlo.

Es innegable que sellos como Creation, Rough Trade, Too Pure, Matador –por nombrar unos pocos- nos han marcado en una etapa determinada de nuestra vida pero de alguna forma, como almas sensibles que somos, también nos influye todo lo que escuchamos a día de hoy. Tenemos una acusada sensibilidad, interés y permeabilidad ante lo que ocurre en la escena actual. Lo que dices, en cierta forma debe ser cierto.

¿Habéis logrado una herramienta de comunicación entre los cuatro con la que os sentís cómodos?, ¿cuál es el elemento que os hace sentir que una canción suena a Black Islands?

La comunicación se ha ido creando a medida que era necesaria en cualquier etapa de la banda así que hemos desarrollado una serie de tics y un argot propio tanto en directo como en el local. Si te refieres a un nivel más profundo, sí.

La canción y la sed mandan, deben embriagarnos y saciarnos.

¿Las letras giran sobre una imaginería concreta?, ¿hay metáforas que encajan en el alma de Black Islands?, ¿son un espejo en el que reflejar un pedazo de vuestras/nuestras rutinas? 

En este caso, las canciones hablan de amor en todos sus estados y formas. Siento que esta pregunta debería contestártela Javi. En mi modesta opinión, creo que das en la diana al verlas como una suerte de reflejo de nuestras vidas que también son en esencia, las vuestras, ya sabes, los mismos miedos, anhelos y preguntas vitales.

¿Hay una necesidad visual en vuestras letras? Las siento como una sucesión de imágenes para introducirnos en diferentes espacios, escenas y relatos. 

Existe esa necesidad porque somos una banda adicta al scroll infinito de imágenes como estímulo creativo. Nuestra música es muy visual y narrativa, creo que a veces asoman ciertos tics cinematográficos. Javi tiene un talento innato para captar la realidad mediante imágenes narrativas muy puras y potentes.

¿Cómo veis ya, con la perspectiva del tiempo, el cambio de idioma?, ¿en los directos habéis notado algo diferente?

Con el tiempo puedo ver que nos ha ayudado a alejarnos de ciertos patrones miméticos además del reto compositivo que supuso ya que nos preocupaba que la métrica del idioma condicionara la canción.

Como es obvio, el público conecta de forma más inmediata. Eso beneficia a la energía del directo. El mensaje llega sin traducción simultanea.

Somos una banda adicta al scroll infinito de imágenes como estímulo creativo

Monamí realiza en la hoja promocional una lectura del disco y las canciones con la que coincidimos. ¿’Patio de luces’, es un patio abierto al cielo o cerrado?, ¿con comunicación entre vecinos/as o a persiana bajada?, ¿son las canciones el vecindario que dialoga entre sí? 

Es un patio abierto al cielo. En él, cohabitan ventanas abiertas y cerradas que esconden una forma de amor. No hay comunicación porque inicialmente no existía una conexión entre las canciones a ese nivel. Funcionan como relatos independientes, tanto a nivel narrativo como musical. Me gusta verlo como un ficticio recopilatorio de singles. Todas estas historias independientes pero con un nexo tan poderoso en común como es el amor en sus diferentes estados y expresiones, conforman un patio de luces con sus sombras.

En este disco mueve los potenciómetros Paco Loco y la luz gaditana. Este Máster de los mandos con más de 800 discos a sus espaldas está recibiendo desde pequeñas propuestas como Kim Fasticks, Elle Belga a Bunbury y Nacho Vegas, Black Islands… ¿Qué se respira en ese estudio?, ¿cuál es su aportación?, ¿qué instrumento se ha visto más vestido tras su trabajo?, ¿qué os anima a cruzar 1.000 kms con la maleta llena de canciones y grabar con él?

En el punto en el que estábamos, queríamos recurrir a la vieja figura del productor artístico. Conocemos su trabajo y tras dos discos, no teníamos miedo a jugar con las canciones, nos apetecía expandir nuestra paleta sónica y jugar con los elementos del estudio junto al productor.

Independientemente de su aportación a nivel artístico e instrumental, considero que su mayor aportación ha sido reafirmarnos como banda con un sonido determinado al quitarnos de  cualquier reserva o complejo que pudiésemos tener.

Teníamos muy claro cómo debían sonar las guitarras y el tipo de arreglos que necesitábamos. Esto junto a la necesidad de viajar y alejarnos de cierta zona de confort fue determinante a la hora de ponernos en contacto con él. 

Personalmente, nos gusta mucho el tratamiento de cajas y voces que Paco ha dado al disco.

¿Grabar en directo es un acto consciente e intencionado que asume las imperfecciones?, ¿por qué hacerlo de este modo?

Es algo totalmente consciente. Queríamos grabar juntos en la misma sala, una o dos tomas y añadir arreglos. Paco nos ayudó a asimilar el sacrificio de cierta perfección asociada a la grabación por pistas por una energía más pura. Hablamos de ciertos discos, Velvet Underground, TV Personalities, Pavement, ciertos sonidos de los 60s, 80s británicos y el lo-fi americano… ya sabes, ese tipo de sonidos crudos y con aire. Creo que la música adquiere un grado más de emoción inevitable ya que el factor anímico de la banda es más determinante que nunca.

¿Qué equipo habéis utilizado que ha resultado definitivo para lograr una textura abierta y que desgarra a la vez dejando espacio a la voz y las letras? 

En cuanto a la instrumentación, parches y platos diferentes para cada canción, el tratamiento de la batería es específico. Amplificadores Vox, Fender, Ampeg que son nuestro backline habitual. Guitarras y bajos Fender, algunas con más edad que nosotros, y un puñado de pedales Boss ochenteros y Eletro Harmonix antiguos porque buscábamos cierto sonido.

Utilizamos teclados variados, desde un viejo Vox Jaguar a un sintetizador nuevo que llegó por mensajería en plena grabación, también otros elementos percusivos y de cuerda tocados de forma poco ortodoxa.

El trabajo de texturas es cosa de la banda, trabajamos mucho el espacio instrumental y modulación de los instrumentos algo que resultó en una plataforma perfecta para que Paco aplicase su magia analógica creando esos panoramas y reverberaciones. Nosotros le incitábamos a jugar, a veces se nos fue un poco de las manos y tuvimos que remezclar dos canciones. Cosas del directo.

¿Seguís llevando el disco al coche o a vuestro equipo cuando estáis mezclando?, ¿qué rituales se mantienen de aquellas primeras grabaciones?

Por supuesto, siempre es interesante escuchar el disco en cualquier situación y equipo.

Un ritual vigente es el de escuchar las mezclas juntos.

De Black Islands siempre se destacan sus directos, ¿puede ser que esté en la mente eso de «toca como si fuera la última vez, que nunca sea uno más»

Totalmente. Cada concierto es el último. Todo resulta un poco más emocionante.

Black Islands

En Barcelona hay mucha gente con ganas de proponer una alternativa cultural sólida

¿Cuántos conciertos habéis ofrecido en este 2019 que se acaba y cuál es la perspectiva para 2020?

Hemos dedicado gran parte del 2019 preparar el álbum, realizar algunas videos y terminar la gira de presentación de ‘Disco Nuevo’ con 10 conciertos.

El 25 de octubre presentaremos ‘Patio de Luces’ en Barcelona, en la sala Zowie y estamos cerrando fechas en otras ciudades para lo que queda de año y 2020.

¿Qué necesita una banda como Black Islands para salir del local?

Una llamada, un mail, una declaración de amor, un puñado de buenas canciones. La cuestión es buscar una excusa.

¿Hay un momento en la carretera, en una de esas esperas tras la prueba de sonido que ha pasado a formar parte de la épica del grupo?, ¿es confesable?

En la intimidad del camerino nos gusta beber, travestirnos un poco, bailar y cantar “La Carretera” de Julio Iglesias. Eso nos prepara para una descarga eléctrica si no, luego vienen las contracturas.

¿Son las salas en Barcelona, una foto actual de la escena musical? Una ciudad entre el top 10 mundial del turismo, ¿creéis que está ahora mismo a la altura en lo cultural? Hablamos de gestión pública, privada y bandas. ¿Cuál es vuestra foto?

La nueva ley de salas pequeñas puede ser un avance en la dirección adecuada ya que la diversificación de espacios culturales es necesaria en los tiempos que corren.

Durante este último lustro, colectivos como Hi Jau Usb? o pequeñas salas como Freedonia y Meteoro han demostrado que en Barcelona hay gente con ganas de proponer una alternativa cultural sólida.

Existe una escena muy interesante que crece ajena al foco mediático en el Baix Llobregat, el extrarradio de Barcelona, con bandas que hemos tenido la suerte de compartir cartel y descubrir como Gúdar, Tittyshev o Zelig.  Estamos encantados de vivir en una Barcelona con un underground en estado latente.

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