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McEnroe: “En este disco hablamos del amor de una manera muy amplia” (2019)

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Fotografía: Alejandro García-Cantarero

Tras algunas aventuras al margen de la banda, Ricardo Lezón ha regresado con el que es su proyecto de siempre, McEnroe, con un exquisito trabajo discográfico bajo el brazo. La distancia es una delicada colección de canciones de amor, en todas sus vertientes, cuya génesis y construcción ha sido diferente, pero que sigue teniendo el sabor de las bellas composiciones que la banda de Getxo nos ha regalado hasta la fecha.

El mismo Ricardo nos da todas las claves para entender La distancia, lo que McEnroe son como grupo, su particular universo interior y su manera de acometer nuevos retos, sin más planificación que lo que vaya surgiendo en cada momento. Quizás ese sea el secreto de los maravillosos temas a los que nos han acostumbrado siempre Ricardo, Gonzalo, Pablo, Jaime y Edu: la paciencia, la dedicación y el compromiso con su propia música, y con la amistad, al margen de ritmos y exigencias de la industria.

Han pasado casi cinco años desde que publicasteis Rugen las flores. Entre ese disco y La distancia salió la colaboración con The New Raemon, tu primera referencia en solitario (Esperanza) y la BSO de Los amores cobardes. ¿Sentisteis, de alguna manera, la necesidad de resetear y hacer un alto en al camino?

La verdad es que no. Nosotros hemos ido siempre a borbotones, no hemos tenido un funcionamiento muy convencional como banda, de manera continuada. Cuando acabó la gira de Rugen las flores sí que hubo una sensación de haber llegado a algún sitio, aunque no sabíamos cuál era. También sentimos que el siguiente paso tendría que venirnos a buscar, si nos venían las ganas hacíamos otro disco y si no, pues se acababa y no pasaba nada.

¿O sea que teníais en la cabeza la posibilidad de no volver nunca?

Sí, y es algo que siempre hemos tenido desde que empezamos. Siempre ha ido dependiendo un poco todo de lo que surgiera, de lo que sintiésemos. No buscábamos una cima ni sentíamos que era obligatorio ir haciendo discos.

Vosotros siempre habéis tenido muy buena relación personal y eso estaba por encima de la propia banda.

De hecho, como amigos tenemos relación a diario. Luego como banda es diferente, cuando sentimos que tenemos algo que decir y tenemos las ganas, la emoción y la ilusión, lo aprovechamos. Es como una ola que pasa, lo aprovechamos y nos subimos en ella.

¿Qué han aportado a nivel personal todos esos proyectos al margen de McEnroe?

A nivel personal, por ejemplo, la gira y el disco con Ramón fueron experiencias muy bonitas. El hecho de hacer amigos y poder tocar en sitios donde quizás McEnroe solo no llega. Hicimos una gira muy chula, fuimos a muchos sitios, me lo pasé muy bien… Creo que a nivel personal fue todo muy bueno.

La banda sonora es algo que siempre había querido hacer y me hizo mucha ilusión embarcarme en eso, con gente que tenía tantas ganas. Fue un poco como sentir de nuevo el nervio del principio.

En cuanto al disco en solitario, yo tenía muchas ganas de hacer esas canciones. Estaba en Soria, era una época de mi vida muy bonita y era un proyecto que me ilusionaba mucho.

Foto: Pablo Jaén

¿Ese disco en solitario ha llenado algún vacío a nivel musical que, junto a tus compañeros de McEnroe, no habías podido ocupar?

Ya te digo que cuando paramos con Rugen las flores hubo esa sensación que te contaba antes. Además que ninguno somos profesionales y cada uno tiene su vida, con sus trabajos, parejas, hijos… pero yo sí que tenía ganas de hacer un disco y fue tan sencillo como eso. Simplemente me apetecía y tuve la posibilidad de hacerlo porque Subterfuge me apoyaba. En ese disco está Edu, el batería de McEnroe, Gonzalo también colabora… se juntó todo. Yo tenía el tiempo, las canciones y la ilusión.

Has dicho antes que sentisteis que con Rugen las flores habíais llegado a algún sitio. ¿Es este disco un nuevo comienzo?

La verdad es que no lo hemos sentido así. Hemos estado flotando ahí, cada uno con sus cosas y, de repente, se prendieron otra vez las ganas. Me junté un día con Gonzalo, tocamos una canción con el piano y, a partir de ahí, vino la ola otra vez. No es un nuevo comienzo porque suena a McEnroe y no hemos querido romper con nada ni renegar de nada. Simplemente es lo que tocaba ahora.

¿Por qué teníais esa sensación de haber llegado a un sitio?

Se mezclaba todo. Rugen las flores fue un disco muy intenso en la grabación y en la gira. Acabamos agotados, emocionalmente estábamos secos. Además se juntaron esos temas personales, propios de la vida, que te comentaba antes. Así que sin siquiera hablarlo, nos dimos cuenta de que el cuerpo nos pedía otra cosa y de que después del último concierto no sabíamos que pasaría.

Hablemos de La distancia. Empezando por el título. Una palabra tan sencilla, tan conocida pero que sugiere tantas cosas. Supongo que tendrá un significado concreto a la hora de recoger bajo ella estas nueve canciones.

En realidad no tiene un significado tan concreto y va un poco por lo que dices tú: evoca y engloba tantas cosas que tiene muchas lecturas. La distancia que siempre ha estado presente en McEnroe, la distancia física pero no emocional, que ha podido ser perjudicial (o no), pero que era la que había y la que hemos creído que era adecuada. Esa distancia nos ha ayudado a que cuando estuviésemos juntos lo aprovecháramos y disfrutáramos todo más. Nunca sabremos qué hubiese pasado si hubiésemos estado todos en el mismo lugar, quizás hubiese sido más fácil, pero no tiene mucha importancia saberlo ahora. A nosotros, sin duda, esa distancia nos ha ayudado

Luego está el rollo ese que tiene la distancia que no sabes muy bien lo que es. Es un sentimiento o un espacio que es difícil definir y que tú, además, puedes moldear, puedes romper, puedes imponerte a ti mismo, puedes acortar… También está lo que se refleja un poco en el interior del disco, en las fotos, que es lo que hemos sido, el paso del tiempo, el no haber cambiado… Al disco lo íbamos a llamar Azkorri, que es el lugar donde ensayamos desde el principio, pero al final pensamos que La distancia engloba más cosas y que, el hecho de poner las fotos de cuando éramos pequeños, describía muy bien todo este tiempo que llevamos juntos.

McEnroe

La distancia física que hay entre nosotros nos ha ayudado a disfrutar más cuando estamos juntos

¿Os ha apetecido echar la vista atrás?

Es un poco de melancolía, sí, pero una melancolía buena. Es echar la vista atrás pero quedándote solo con lo bueno, sin tristeza, pensando en lo guay que ha sido vivir todo esto.

Has hablado antes de la distancia geográfica que ha habido siempre entre vosotros. ¿Cómo habéis funcionado a nivel logístico para dar forma a este disco?

Nosotros tenemos mucha conexión como amigos,  nos vemos mucho, quedamos para cenar o para hacer otro tipo de planes… El tema musical siempre está flotando ahí y fue tan sencillo como tocar un tema y ver que todo se prendía de nuevo. Pablo, el bajista, está en México y eso sí que complicaba un poco el tema, pero en el fondo eso es algo que también pudo ayudar. Nosotros siempre nos dispersamos mucho y, cuando tenemos la idea y las ganas de hacer un disco, lo que hacemos primero es reservar el estudio, antes siquiera de tener las canciones. Tener ese horizonte nos ayuda mucho, nos ordena.

Como te decía, el hecho de que Pablo estuviera fuera también nos ha ordenado más porque él tenía unos días concretos en Navidades y teníamos que grabar sí o sí. Todo tenía pinta de que iba ser muy lioso pero ha sido todo lo contrario, muy fluido.

El disco arranca de una manera muy natural, con un rumor de gente, con algo de barullo y con los acordes de un piano. ¿Por qué esta manera de empezar?

Como ya habíamos visto que el disco tenía un poso muy calmado y sosegado, nos parecía bonita la idea de surgir del ruido, del tumulto, para llegar a la tranquilidad. Hay un poco de homenaje al Last Night I Dreamt de los Smiths y hay también un homenaje al piano, que ha sido el principal cambio, ya que las canciones de este disco se han compuesto con ese instrumento. Aunque parezca que no, cambia muchas cosas, como la forma de cantar, y te lleva por unos caminos que la guitarra no lo hace.

El piano ha tenido gran importancia y ha sido la columna vertebral del disco. ¿Ha sido algo nuevo para ti esta forma de hacer canciones?

Es que son canciones que yo ya llevé hechas con guitarra y de ahí nos pasamos al piano. Todo surge de ideas, de melodías en guitarra y, al llevarlas al piano, hay un cambio grande porque se suavizan, se dulcifican. A partir de ahí, hacemos todo lo demás, que en realidad es muy diferente, porque todos los instrumentos tienen otra cadencia.

Hay muchas canciones en las que la melodía original persiste, pero es bonito ver cómo han cambiado en el proceso. No deja de ser la misma canción pero, al pasarla por el filtro del piano, cambia mucho.

Quizás en este disco las letras sean más crípticas, menos terrenales y no tan fáciles de ver desde el principio

¿Surgieron primero las canciones y luego os juntasteis o, por el contrario, os volvisteis a reencontrar y os pusisteis a dar forma a los temas del disco?

Las canciones están más o menos dibujadas, luego vienen los ensayos con la banda y, cuando vamos al estudio, están hechas prácticamente en un 80%. Pero siempre nos gusta dejar ese 20% para el estudio. Aun así, hay algunas como por ejemplo la última, El buen invierno, que las hacemos al 100% en el estudio.

En la hoja de promoción se incide en la idea de que estamos ante “nueve canciones de amor, siempre son canciones de amor”. ¿Te resulta más fácil escribir sobre esto que sobre otros temas?

En principio a mí me resulta más fácil escribir de esto, pero creo que como al 99% de los grupos, aunque muchas veces parece que solo nosotros hablamos de amor. Es que la mayoría de las canciones que yo he escuchado en mi vida son de amor y el resto, directamente no me gustaban.

En este disco sí que creo que hay un cambio muy grande, aunque es curioso porque yo lo veo así y luego la gente, cuando lo escucha, no aprecia eso. Además del uso del piano, creo que también hay un cambio muy grande a nivel lírico. Cuando escribí el disco Esperanza yo solo, ya lo hice de otra manera y este viene muy tocado por esa forma de hacer las cosas. Son canciones de amor pero están mucho menos centradas en el amor romántico o el desamor, sino que hablan del amor en un sentido más amplio: amor a la familia, al hermano, a un paisaje o incluso a ti mismo.

No sé si me equivoco, pero las letras de las canciones de La distancia me parecen quizás las más profundas que has escrito hasta la fecha. O, por lo menos, quitando las de Esperanza. ¿Ha cambiado algo en ti en la metodología a la hora de escribir o ha sido más en la intención?

Es verdad que en este disco he dedicado más tiempo a las letras. No sé si la palabra es profunda pero sí que hablo del amor de una manera más amplia. Quizás sean letras más crípticas, menos terrenales y no tan fáciles de ver desde el principio. Hay muchas canciones que son de apoyo, de ayuda, de cariño, de amistad… que igual son conceptos más complicados de plasmar que el “no me quieres” o “me duele”.

Hablando de esto, a mí siempre me ha dado la impresión de que en tus letras hablas de cosas muy cotidianas, de paisajes naturales, de imágenes que muchos podemos tener en las cabeza en el día a día, pero que siempre nos evocan diferentes lugares. ¿Es esa tu intención a la hora de escribir? Cuando lees o escuchas música ¿también buscas eso?

Yo creo que cuando escuchas música buscas un poco eso, igual que pasa con las películas. Quieres sentirte un poco identificado y que no te hablen de una cosa que no tiene nada que ver con tu universo o que es totalmente ajena a ti. Pero hay veces que ocurre lo contrario. Por ejemplo, yo no tengo ni puta idea de inglés, lo hablo muy mal, pero de repente hay canciones en las que, con una sola frase que entiendas, te sientes cercano a ellas. En cambio, a veces escuchas canciones en castellano y no te sientes nada identificado.

En la música hay muchos tópicos, pero lo que ocurre con esto es que un tópico lo es porque es verdad. Se habla de lugares comunes pero si lo son, será por algo. Es un tópico decir que yo escribo y canto una canción pero tú cuando la escuchas es otra. Es una pereza de frase, pero es verdad que tú cuando escuchas una canción la haces tuya. Por ejemplo, yo he escuchado canciones de The Cure que me flipaban y me había hecho una idea y luego, de repente me la explicaban y no tenía nada que ver.

Al final, eso pasa con tu música, que habla de cosas muy pegadas a la tierra, muy cotidianas, para hablar después de otros conceptos mucho más amplios y sugerentes.

La canción de Cerezas, por ejemplo lo dice. Yo creo que los misterios grandes que importan son, en realidad, cosas muy pequeñas. Esas cosas pequeñas le pasan a todo el mundo y por eso te puedes sentir más identificado con las canciones que hablen de ellas.

McEnroe

Los misterios grandes que importan son, en realidad, cosas muy pequeñas

El peso de la voz de Jimena, tu hija, en este disco está muy presente y sirve como perfecto contrapunto a tu propia manera de cantar. Háblame de ella, de lo que crees que aporta a tus canciones.

Nosotros siempre hemos buscado esto desde el principio, desde la segunda maqueta que grabamos, en la que cantaba Miren Iza, de Tulsa. Siempre nos ha gustado ese contrapunto entre la voz femenina y mi voz más grave. Miren cantó en Mundo marino y en Tú nunca morirás. Luego, en Las orillas y en Rugen las flores no lo hizo porque ella ya estaba con su carrera. Después grabamos Un rayo de luz, que es un single en el que ya estaba Jimena. Yo la escuché cantar en el coche y, aparte de que es mi hija, creo que objetivamente canta muy bien. Además tiene una voz muy bonita y no parece que tenga la edad que tiene, porque este single lo grabó con 14 años y ahora tiene 16.

En mi disco en solitario le dije que se viniera a cantar conmigo y ahí ya se soltó más. En este, como las canciones lo pedían y queríamos volver a tener esa voz femenina, creo que su voz endulza todo, pero no lo edulcora. La verdad es que le tenemos mucho miedo al “hacer por hacer” y creemos que todo tiene que tener un porqué y un para qué. Jimena podía haber cantado todas las canciones, pero en las que está es porque lo pedían.

¿Al componer las canciones ya las has imaginado de esta manera, cantándolas a dúo o, por el contrario la búsqueda de esa segunda voz ha sido a posteriori?

Solo me ha pasado con Asfalto porque es una historia de los dos y, de hecho, pensé hasta que la cantara ella entera. La vereda en cambio surgió en el estudio.

Me gustaría detenerme también en la portada del álbum, que me parece maravillosa. Háblame de ella y de lo que transmite la fotografía en relación a lo que contiene el propio disco.

La portada es de Silvia Grav, que es una fotógrafa que admiro desde hace mucho. Ella vive en Los Ángeles, en su día nos escribió porque le gustaba McEnroe y nos hizo un videoclip brutal con teléfono móvil. A partir de entonces la he seguido porque hace un trabajo maravilloso.

Cuando estábamos con el tema de la portada nos escribió, empezamos a hablar y dijo que le apetecía hacerla. A raíz de ahí, a mí siempre me gusta mandar las canciones al artista y que él haga lo que le sugieran, sin ninguna directriz. Eso le dijimos a Silvia, que escuchara las canciones y, sobre lo que ella sintiera al escucharlas, hiciera un trabajo. Así nos mandó la casa ardiendo y así se quedó. Luego pasa un poco como con las canciones, que ella no me cuenta lo que le han sugerido y nosotros sacamos nuestras propias conclusiones. Es divertido también interpretar. El fuego, para nosotros, es la emoción, que puede estar en un hábitat que no es el suyo, como ocurre con el fuego en el agua.

En una charla que tuvimos con Ramón (The New Raemon) nos dijo que él planifica todo con seis meses de antelación. De ahí lo frenético de su actividad artística. Visto lo visto en los últimos años de tu carrera y la cantidad de proyectos que has encarado, me obligo a preguntarte si ya estás pensando en algo en particular con vistas a los próximos meses o años.

Yo soy todo lo contrario a Ramón. De hecho, cuando intento organizarme, soy yo mismo el que lo desorganiza todo. Así que hubo un momento en el que dije “lo que surja”. La verdad es que no tengo ni idea de lo que voy a hacer ahora, no sé si volveré a grabar un disco nuevo con McEnroe, no sé si haré otro disco yo solo… Es que no sé hacer las cosas de otra manera. Cuando planeo las cosas no funcionan.

AUTOR

Javier Decimavilla
Javier Decimavilla
La música nos puede salvar la vida o al menos mejorarla. Bob Dylan, Neil Young, David Bowie, The Beatles o The Rolling Stones, entre otros, nos llevan enseñando el camino a la felicidad desde hace décadas.

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