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THE CAT EMPIRE – STOLEN DIAMONDS

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El definir un estilo o género musical es una manera efectiva de identificar una canción, álbum o artista dentro de unos elementos sonoros comunes a otras. Sin embargo, acaba llevando a generalizar y pasar por alto las señas de identidad de este arte. Llevan a querer simplificar un concepto tan complejo como es la música.


La fusión pone en evidencia la incongruencia que conllevan estas etiquetas.  Todo sonido acaba influyendo dentro del proceso de composición. Todo nutre, todo aporta y, de esta manera, todo lleva a prescindir del género. Así pues, en la fusión no se descarta nada, cualquier ayuda es buena para definir un concepto sonoro, que transmita y emocione.

¿Y quién si no The Cat Empire  (Melbourne)  para hacer música sin prejuicios?  Los australianos, transcienden sobre cualquier denominación. Hartos, tras 20 años de carrera, de ser una banda de funk, jazz, ska, reggae o latin, con su particular estilo, defienden (y definen) más que nunca lo que es el mestizaje. Si Steal The Light (2013) significó su coronación como reyes de la fusión, Stolen Diamonds (2019) es la consagración de su imperio. Ofreciendo un estilo tan personal, resulta complicado que puedan ser comparados con otros grupos del panorama internacional.

Kila se encarga de abrir el álbum de una forma similar a la que lo hizo Brighter than Gold. Es una canción muy contundente gracias a un emocionante y estruendoso estribillo similar al de Steal the light. Felix Riebl evoca a asumir lo hecho, en un ambiente festivo. Sin duda uno de los pilares del disco.

A este le sucede Stolen Diamonds. Cantada por Harry James Angus (trompetista que comparte con Riebl el protagonismo vocal del grupo) mantiene un ritmo de mambo constante con la repetición de la misma juguetona melodía llegando algo extenuante, a excepción de las estrofas centrales, donde Angus ofrece su infinidad de registros vocales. A continuación, llegaría Oscar Wilde. Nostálgica y emotiva, Riebl revive un recuerdo de infancia con su perro (que comparte nombre con el escritor) en uno de las mejores temas del LP y de Cat Empire. Desde mi punto de vista, define la reformulación compositiva que se lleva a cabo en la mayoría de canciones.

Más adelante, Ready Now- que fue un suculento primer single- nos hace levantarnos de la silla en una pieza dirigida por la batería y el fragor de trompeta y trombón. Why you never let go? preguntan constantemente a la vez que suena un beat distorsionado de voces femeninas que repiten el nombre de la canción. Las pulsaciones bajan un poco con Barricades, que juega con el dub y el reggae mientras la reconfortante voz de Angus nos relaja y adormece antes de ponernos en pie en el estribillo.

A estas alturas, se percibe fácilmente lo dicho anteriormente sobre la estructura de las piezas. Mediante un sonido directo, apoyada en una base de teclado y sample acompañada de instrumentos de viento metal y percusión, se crean canciones mucho más sencillas que mantienen la esencia particular de la banda. De esta manera, posibilita el hacer más canciones, manteniendo la heterogeneidad sonora del conjunto.

Prosiguiendo la audición, Anybody no acaba de aportar nada nuevo, a parte de festividad gracias a un beat de un canto tribal. Por su parte, La Sirène arranca con un Why you never let go? desde la distancia que precede a la actriz Eloïse Mignon cantando en francés sobre una divertida base de teclado. A partir de este tema, hay una pequeña decadencia por culpa de canciones demasiado repetitivas como Echoes o Who’s that?, que no acaban de tener el enganche que muchos anteriores.

Tras los dos peores temas del álbum, los australianos retoman en cierto modo su faceta más «jazzística», que siendo una agrupación donde la mayoría de miembros están relacionados con este género, es de esperar. Con Adelphia, Angus ofrece su mejor interpretación del disco, siendo un tema donde lo instrumental tiene mayor protagonismo, notando un paralelismo oceánico con su otro tema Daggers Drawn. Saturday Night es salsero y animado, está directamente relacionado con la influencia cubana del grupo (perfectamente podría pertenecer al disco Two Shoes, 2005). Bow Down to Love, mantiene una estética similar y reafirma estas tres piezas como el episodio más instrumental y festivo del disco, marca de la casa de The Cat Empire.

Esta es una de las señas de identidad del grupo que queda reforzada en los directos (donde muchas canciones llegan a alargarse 10 minutos más de su duración original) y que, a pesar de romper con la estructura del resto de canciones, no empeora lo que es la musicalidad del LP.

Por último, los australianos unen fuerzas con Depedro para cerrar este capítulo de su trayectoría, en una hipnótica Sola. Reina la melancolía que conlleva la desaparición de un amante, de la misma manera que produce tristeza el terminar un álbum tan disfrutable como este.

En síntesis, la agrupación cierra la trilogía de lanzamientos con su sello independiente Two Shoes, presentando una evolución considerable respecto a Steal The Light y sobrepasando en calidad a Rising with The Sun. Es un disco con unos arreglos fantásticos y con una musicalidad excepcional. En conjunto, se mantienen fieles al estilo propio que les ha llevado a publicar 7 álbumes, tratan de innovar dentro de lo que es su propio repertorio y beben de músicas del mundo, sean latinoamericanas, africanas o europeas. Stolen Diamonds sitúa a la propia música como concepto clave y consolida a The Cat Empire como amos del género propio que ellos mismos han inventado.

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