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JESSICA PRATT – QUIET SIGNS

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Primera grabación en un estudio profesional de la californiana Jessica Pratt. Tras un par de álbumes de carácter más lo-fi, presenta casi cuatro años después de su particular On Your Own Love Again, nueve nuevos temas y casi media hora de tracklist.

Quiet Signs da lo que promete y la ambientación etérea de sus canciones es tal que apenas les queda poco para desvanecerse. La voz de Pratt es principalmente acompañada por una guitarra acústica invadida por la reverberación y sus tonos graves contrastan con las letras de la cantante creando aires de misterio y tensión. La artista ha decidido que un carácter intimista invada su obra y ha preferido ocultar mensajes entre sus versos a dar simples reflexiones de desamor. Hay momentos en los que parece estar sobre la tarima de un bar y el tiempo se parara durante el karaoke con un micro y foco siendo los únicos en dirigirse hacia ella.

Quiet Signs tiene matices tan sutiles que pide al oyente plena atención bajo la promesa de que revelará su interior a cambio. Aun sin el siseo de una cinta y el rasgueo de una emisión radiofónica, Pratt se hace notar cual cantante de finales de los ’60 o ’70. La bruma que acuna sus palabras se apoya no sólo en una guitarra, un esporádico piano viene y va con ligeros fraseos en pistas como Crossing. Otras como Poly Blue amenizan la quietud con melodías más accesibles, coros tiernos y una presencia más “convencional”.

Una interpretación aparentemente sencilla y sobrecargada de nostalgia es lo que Pratt ofrece a un oyente que habrá de rellenar huecos con su imaginación. En tiempos en los que las redes sociales nos bombardean con ritmos vertiginosos merece la pena parar un segundo y simplemente escuchar. Jessica Pratt aprovecha ese breve tiempo y te ofrece un disco de apenas nueve temas, ocho con narrativa lírica y una intro de poco más de minuto y medio minutos.

Hay influencia de jazz, algo de country e incluso un pop propio de artistas como Aurora, pero la pátina tenue y melancólica dan un carácter muy personal a este trabajo que requerirá media hora sobre una cama y un parón en mentes rápidas. La imagen clara de la habitación de madera norteamericana y el tenue sonido de la aguja de vinilo rasgándolo se crea en la cabeza en cuanto los primeros compases se hacen sonar.

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