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JAMES BLAKE – ASSUME FORM

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A veces es necesario que una persona llegue y cambie todo tu mundo. Para un artista eso supera, y por mucho, todo lo visible y palpable. Casi una década tras su largo debut, James Blake presenta a principios de año su cuarto álbum de estudio dando un giro a su producción y abriendo sus letras hacia una protagonista, Jameela Jamil. La pareja de Blake es el pilar sobre el que gira este Assume Form y la docena de pistas que componen su trama. Una historia apoyada en una producción alejada del intimismo británico que caracterizaba al etiquetado “niño triste”. El artista ha roto el cascarón y al fin se ha mostrado en portada revelando el proceso de deconstrucción que se le veía encima mientras componía el trabajo, y en el que ha decidido dar un punto de más de su voz y mermar ligeramente los efectos vocales a los que tenía acostumbrados.

Abre el LP el tema homónimo gracias a un piano que será relevado por bajos densos y ritmos pausados. Comienza el primer paso de su obra plagado de dudas, “¿Seré tocable para ella? ¿Seré accesible?”. Un colchón de cuerdas relaja parcialmente la situación y Blake continúa diciendo: «Cuando me tocas, me pregunto qué podrías querer conmigo». Tal reflexión remonta a cualquier fan a aquellos pensamientos suicidas que el propio Blake ha revelado en más de una ocasión y que nublaron los inicios de su carrera. Fue abriendo su cuerpo y corazón en los trabajos previos, pero es en Assume Form cuando la autoaceptación florece y su fortaleza queda plasmada. Tras un par de temas invadidos por las colaboraciones de Travis Scott, Metro Boomin y Moses Summey, el artista presenta la cuarta pista y peculiar balada, considerada por algunos como la mejor de su discografía. Into The Red juega con las ecualizaciones para mostrar y ocultar sentimientos y varía sus elementos musicales declarando su amor por una compañera que estuvo en el éxito y la posterior depresión. Reconoce que una nube le ha invadido y es ahora cuando empieza a vivir y es ella quien recibe el crédito “cuando los días malos se vuelven raros”.

Llegando al cierre de la primera mitad entra la colaboración femenina. Rosalía aporta su granito de arena en un tema que pudo formar parte de su El Mal Querer tan bien como encaja en esta tracklist. Barefoot In The Park crea una atmósfera que desprende placer auditivo y se hace cómoda de escuchar. Un combinado de inglés y castellano que encaja tan bien como un puzzle en un ambiente fluido y atípico. La catalana aporta su escala flamenca mientras Blake reconoce que aún le quedan demonios por vencer: «Todo mi pesimismo me mantiene en mi jaula». Sin duda uno de los mejores temas del disco y una de las colaboraciones más arriesgadas, pero mejor empastadas de su carrera. El ecuador de un disco siempre presenta problemas ya que puede ocultar algunas de las canciones en las que un artista puso más dedicación, pero nadie llegó a escuchar. Can’t Believe The Way We Flow rompe con sus abundantes melodías la brecha. En este caso el artista hablar de renunciar al miedo y a sí mismo acompañado por una vorágine armónica en la que él mismo se sorprende del buen equipo que una pareja puede llegar a crear.

Blake hace la pregunta abierta en Are You In Love? y cuestiona el placer de su actual felicidad acompañado por André 3000 de Outkast en Where’s The Catch. Junto con I’ll Come Too, Blake consigue un fuerte segundo tercio de su obra en el que se muestra sin apenas experimentación y con mucho toque personal. No todo es una oda al amor con nombre y apellidos, hay mucho enfoque introspectivo y reflexiones con autocrítica. “Todo es sobre mí, soy la persona más importante” se dice cual mantra en Don’t Miss It. Su aislamiento y falta de banda lo hizo enfrentarse sólo ante el triunfo y ahora lo sienta frente al piano a ritmo de lamento que concluye dando paso al último tema del disco.

La nana final que le habrá de liberar frente a su pasado y el tormento que arrastra, Lullaby For My Insomniac. Assume Form agradece la compañía y la magnífica, pero no deja de ser una obra reflexiva y sentimentalmente cohibida. Hay más optimismo, hay brillo y un cara a cara directo con lo anterior. Los momentos más difíciles ponen a Blake al borde de la desesperación, pero acaba reconociendo que “estaba equivocado” y que el gospel, el hip-hop, la electrónica y, en definitiva, la música, son su salida y el mejor reflejo para aceptarse a sí mismo.

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