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FIONA APPLE – FETCH THE BOLT CUTTERS

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Podemos decir a estas alturas que lo de Fiona Apple es un fenómeno musical en toda regla. Desde que la descubrieran en 1994 a través de un cassette entregado a la niñera de una publicista musical y publicara Tidal (1996) —su debut con Sony Music con tan sólo 19 años— la cantautora ha vivido una historia de cuento no exenta de momentos difíciles —trastornos obsesivo-compulsivos, traumas infantiles, adicción a las drogas—, que lejos de querer ocultar ha ido reflejándolos en su particular poesía unida a un estilo no-convencional de fusionar rock alternativo, jazz, cabaret y su voz de contralto, una combinación explosiva que la hizo alcanzar el éxito desde bien temprano. Pero es que además siempre ha sabido evolucionar en su madurez musical álbum tras álbum como pocos otros artistas pueden decir 24 años después de su debut, entregándonos una prueba de que sigue al pie del cañón con este magnífico Fetch the Bolt Cutters.

Desde entonces, la carrera de Apple ha ido dando pasos agigantados y bien medidos, con intervalos de 4-5 años entre cada álbum: así, tenemos When The Pawn (1999), en el que su piano rock toma aún más fuerza y añade elementos de cabaret y música de cámara; Extraordinary Machine (2005) donde ya se empiezan a notar elementos de un pop progresivo y experimental; hasta el aclamadísimo The Idler Wheel Is Wiser (2012), concentrando en canciones más cortas una singularidad lírica en la que su poesía se entremezcla con un minimalismo musical de una manera tan personal como atractiva para el gran público. Sin duda el gran logro de Fiona Apple es abrir al mundo un estilo tan intrincado y ligado fielmente al art pop, haciéndose un hueco en el podio internacional junto a otras grandes cantautoras del género como Joanna Newsom o Björk.

Siempre con una producción excepcional a cargo de Jon Brion, a lo largo de su carrera Fiona Apple ha disfrutado de todos los medios para que su música siempre estuviera llena de arreglos sofisticados y calidad compositiva al mayor nivel, pero quizá el tiempo y su vida personal la han llamado a romper con ello y empezar a autoproducirse, precisamente el cambio más importante que representa este Fetch the Bolt Cutters. Su propia liberación —de relaciones abusivas, de la adicción, de una medicalización flagrante— está presente en todos los cortes del disco, que apela a la sororidad y recae últimamente en su estatus como artista. Experimenta sin límites y abandona toda concepción convencional de sus canciones, suponiendo un paso adelante que muchos esperábamos.

La espera ha valido la pena porque el trabajo viene cargado de canciones únicas donde la artista recoge todas sus influencias pasadas añadiéndoles un toque más allá de la simple orquestación de fondo, fundiendo su voz con ellas hasta convertirlas en viajes llenos de sorpresas y detalles que marcan la diferencia. I Want You To Love Me inicia el trayecto desde la calma y la aceptación personal. La canción, que parece de amor hacia una tercera persona, se torna sobre ella, quien toma conciencia del presente mientras canta: «I move with the trees in the breeze / I know that time is elastic / And I know when I go / All my particles disband and disperse / And I’ll be back in the pulse». Toda una declaración de intenciones que funciona como preludio conceptual a las narrativas que pueblan este Fetch The Bold Cutters.

La siguiente, Shameika, comienza con la fuerza de un piano progresivo que acelera y decelera a placer mientras nos relata la relación de amor-odio con sus compañeros del instituto y cómo una amiga “imaginaria” llamada Shameika la defendió ante todos. Fiona Apple se une así a la corriente más artística de cantautoras entrando en terreno de artistas como Julia Holter.

Llegados a este punto tenemos claro que Apple nos habla desde lo puramente personal, entendámoslo o no. Su objetivo es crear un álbum que nos retrata su vida cotidiana con todos sus altos y bajos: la producción va a la perfección con su relato, lejos de las estructuras tradicionales que la acompañaron en sus comienzos. Canciones como Under The Table usan un tipo de percusión casi conceptual que ella misma relaciona con largos paseos bajo las hojas cayendo, mientras cuenta una historia inspirada en una cena que acabó en una discusión con un chico mientras repite «Kick me under the table all you want / I won’t shut up, I won’t shut up». Está claro que Fiona no va a callarse ante nadie, esta vez viene cargada de temas reivindicativos como Relay en la que se habla a su yo de 15 años recriminándose el haber sido conformista y no más rebelde ante la vida con unas vocales que añaden un toque soul a su repertorio interpretativo en una atmósfera de percusiones que me recuerdan al aclamado disco Let England Shake (2011) de PJ Harvey.

La oscuridad tiene su lugar en canciones como Newspaper, donde reconocemos su lado más cabaret con la libertad del amor ante los hombres por bandera. La propia Fiona reconoce que sus canciones salen de un trabajo diario, de largas caminatas en las que reflexiona y escribe, de trozos de su propio diario y que esa es la razón por la que haya pasado tanto tiempo desde su último trabajo y se nota, la capacidad conceptual de la artista está en otro nivel, incluso con pasajes de improvisación libre. Ladies, Ladies, Ladies continúa con un mensaje claro hacia la visión de las mujeres acerca de que un hombre sea infieles, clama que no lo tergiversen más y apela a la sororidad frente al enfrentamiento. La frescura en sus vocales añade un toque especial a sus canciones, casi como si la escucharas en directo, algo que consigue transmitir a lo largo de todo el disco y lo que te transmite esa sensación etérea de estar en estado de gracia.

Heavy Balloon y Cosmonauts son, si tuviera que elegir, los puntos álgidos del disco, donde se mezcla su fuerza vocal con una producción exquisita y llena de detalles, dos canciones progresivas (una llena de fuerza y otra de sentimiento) que prueban la capacidad de Fiona Apple para adaptarse a sus propias canciones y hacerlas únicas. En ellas nos habla metafóricamente de la imposibilidad de la monogamia, y de cómo algunas relaciones se transforman en una gran presión en el pecho, nos traslada a su mente mientras vuela por el espacio como dos cosmonautas en plena ingravidez.

Esa capacidad de crear imágenes mentales con su música es el gran logro que Fiona Apple ha conseguido crear en un disco, que, con sus más y sus menos (las últimas tres canciones quizá de lo más normal que ha sacado), imperfecto en su perfección, tal como ella es. Fetch the Bolt Cutters resulta el mejor álbum de Fiona Apple hasta la fecha, un carrusel de emociones, mensajes, y en el que más influenciada se ve por el soul que extrae lo esencial de sus raíces para librarlo de todo artificio y hablarnos directamente desde el corazón.

Escucha «Fetch the Bolt Cutters», el nuevo disco de Fiona Apple

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