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CALA VENTO – BALANCEO

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«Balancear: 1. Hacer que alguien o algo se mueva en vaivén. 2. Equilibrar o contrapesar. 3. Hacer movimiento de vaivén. 4. Dudar, estar perplejo en la resolución de algo». Así define el término «balancear» –y por ende, el de «balanceo»– el Diccionario de la Real Academia Española. Una opción más fácil sería incluir un enlace de escucha al último disco de Cala Vento, que toma este sustantivo para dar cobijo a once canciones (más un bonus track) cargadas de contrastes y dinamismo, que reflejan en cierta manera la actualidad en que vive la banda: desde ese Un buen año que mira al pasado hasta Fin de ciclo, que pone la vista en el porvenir.

Había ganas de escuchar al sucesor de Fruto Panorama (2017, BCore) y la espera ha merecido la pena. Los chicos de L’Empordá han sacado ahora, bajo su propio sello, un trabajo que da una vuelta de tuerca a sus predecesores, con un sonido efervescente y trabajado, más producido que los trabajos anteriores y en el que también han invertido más tiempo. En los últimos cuatro años, el dúo catalán formado por Aleix Turon (letras, voz, guitarra) y Joan Delgado (voz, batería) ha acumulado a sus espaldas dos EPs y –ahora– tres LPs.

En Balanceo, las letras de Cala Vento llegan a nuevos derroteros para abordar temas como el consumismo o el sistema sociopolítico actual, sin dejar de repasar el vasto mundo interior de Joan y Aleix, con letras reflexivas que hablan también en clave personal. Todos estos temas se mezclan, y en la misma canción te pueden soltar tanto un verso más costumbrista –«o lo tomas o lo dejas, esto es como las lentejas»– como hacerte sospechar de la «comodidad» y «el eterno comfort» en el que vives en esa «comunidad» que puede ser la sociedad occidental. Letras salidas directamente de la conciencia de Aleix, sin filtro ni miramiento alguno y siempre con esa marca Cala Vento cotidiana y espontánea.

Con un pie en lo explícito y otro en lo implícito, dejan hueco para que el oyente se haga eco de las historias, las metáforas y las personalice. Y es que frases como «¡Oye, tú! Úsame bien» en temas como La Comunidad pueden referirse al mundo capitalista o al devenir de una relación, según por donde se mire en el contexto del tema.

En el plano sonoro, la combinación de guitarra y percusión –marca Cala Vento, que les ha valido comparaciones con grupos como Japandroids– se ve ahora completada por otros elementos que consiguen juegos novedosos: cajas de ritmos, teclados y vientos se cuelan en alguna ocasión, destacando el uso de estos últimos como baño de calma ante la nostalgia de uno de los temas más lentos del álbum, como es La Importancia De Jugar al Baloncesto, o el tema final Fin de Ciclo.

Referencias como los Red Hot –véase el principio de Todo–, Japandroids, Weezer, Nueva Vulcano… están ahí, pero no del todo. Y es que Cala Vento ya no necesitan modelos: han forjado su propio sonido con riffs de guitarra potentes, melodías más o menos pop, una batería frenética, gritos al micrófono, letras espontáneas y emociones a flor de piel. Estructuras dinámicas, versátiles; subidas y bajadas de ritmo donde solo hay un pequeño paso entre la delicadeza y la agresividad, ante lo que se hace imposible mantener los pies en el suelo.

Y aunque predominen la velocidad y la adrenalina, también hay hueco para un ritmo más pausado en temas como Remedio contra la soledad, donde bajo, percusión y voz se entretejen con cierto toque funk, o La Importancia de Jugar Al Baloncesto, una suerte de balada, donde Joan habla sobre la importancia de decir «te quiero» a la gente que nos rodea.

Los catalanes han contado también con colaboraciones de Lluís Galvalda de Els Pets, en Liquidación Total, y Cándido de Viva Belgrado, en un semi rapeado en Todo, que dan un nuevo color a estos temas.

Y por si no fuera suficiente, Balanceo, además, mejora con las repetición. Y engancha: la escucha repetida permite apreciar nuevos matices, a medida que los temas avanzan hacia ese Fin de Ciclo conclusivo y rematado por el bonus track de la genial Liquidación Total. Con la ironía por bandera, Aleix anuncia que «Franco ha vuelto» y que todo es «tan y tan y tan genial», mientras que tiene «un puñado de fresas girando en la boca», a punto de estallar. Para gustos, colores. Y para metáforas, Cala Vento.

Y aunque nos digan que podemos «pasar por la trituradora» todo lo que «han hecho hasta ahora», no lo haremos. Habría que estar locos para renegar de la producción de este prometedor dúo. Es más, seguiremos de cerca sus prometedores pasos que por lo pronto les llevarán a cinco conciertos de presentación en Barcelona, Madrid, Valencia, Zaragoza y Bilbao.

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