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BEIRUT – GALLIPOLI

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Beirut ha elegido uno de los meses más gélidos del año para sacar al mercado su último trabajo;este febrero, el quinto disco del grupo, llega para calentarnos un poquito.

Zach Condon (35 años), a pesar de su juventud, es un artista más que consolidado.  Condon es un músico viajero, un creador que absorbe como una esponja la música de allá donde va o acaba viviendo. 

Zach hizo sus pinitos con tan sólo 15 años, fue experimentando y desarrollándose musicalmente,  hasta que en el 2006, ya con Beirut, nace su primer trabajo, Gulag Orkestar, con instrumentos, que parecía que para muchos grupos no tenían cabida en la música actual,(hay ukelele, mandolina, acordeón, trompa, etc…).

Beirut consigue sorprender creando su propio estilo, influenciado por la música balcánica, algunos de sus temas, bien podían haber sido la banda sonora de algunas de las películas de Emir Kusturika. Dentro de este disco nos obsequiaría con maravillas como Postcards from Italy o Mount Wroaciai.

Sus seguidores sufrimos un pequeño susto, ya que tras una intensa gira, Condon anuncia un parón por agotamiento. Sin embargo, tras una rápida recuperación, en el 2007 lanzaría The Flying Club Cup, con joyas como Sunday Smile o Nantes, también repleto de influencias europeas y conservando la multitud instrumental de Gulag Orkestar.

En sus dos últimos trabajos, The Rip Tide y sobre todo en No No No, Beirut incorporarían sintetizadores y nuevos sonidos, renovando algo su estilo. La mayoría de la crítica aceptó el cambio de buen grado, y es que, ya no se puede reconocer a Beirut sin canciones como Santa Fe o esa preciosa balada que es At Once.

Gallipoli, viene a ser una mezcla de sus viejos y últimos trabajos. Reincorporan instrumentos que aparcaron al terminar su segundo disco, dando lugar posiblemente al que pueda ser su mejor trabajo hasta la fecha, reflejando el alma del grupo.

El disco da comienzo con When I Die, los artistas, despliegan toda la melancolía que les caracteriza, dando lugar a uno de los mejores temas del disco, el sonido de Gallipoli te evoca precisamente a dicha ciudad, en el tacón italiano, junto al mar; otro tema más que notable es Varieties of Exile, donde los instrumentos principales son el ukelele y las voces del grupo.

On Mainau Island corta la progresión del disco y lleva la nota hacia abajo en un corto tema meramente instrumental,  I Giardini rellena el álbum y se ve superada por la notable y hasta bailable Gauze für Zah,  que te sorprende con su dulce final. 

Family Curse es sin duda, de lo mejor del disco, comienza arropándote con la voz de Condon,que te va hipnotizando, junto con el sintetizador, y acaba envolviéndote en esa atmósfera tan suya. Su voz  nos abandona casi al llegar la mitad del tema donde aparece de nuevo la trompeta,  para ir creciendo poco a poco con la batería y haciendo que sepa a poco, no te cansas de escucharla.  

Principalmente la trompeta y el piano dan lugar a otro magnífico y remotamente tropical tema: Light in the Atoll. El disco va finalizando con un destacable we never lived here, que te hace acabar preso de la desgarradora tristeza que en repetidas ocasiones alberga  el grupo. Gallipoli termina con un breve tema instrumental, Fin, que no puede tener mejor nombre para acabar.

Tras recorrer media Europa y pasar bastante tiempo en Turquía, Italia y establecerse de momento en Berlín, Zach Condon con Gallipoli, nos hace trasladarnos junto a él, a su mundo.  Transmitiéndonos su nostalgia, contagiándonos su romanticismo viajero, en un trabajo, en nuestra opinión, realmente interesante.

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