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Recordamos ‘Fun House’, de The Stooges, en su 50º aniversario

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Era 1969: grandes bandas de la historia del rock como Led Zeppelin, The Rolling Stones o The Kinks lanzaban sus mejores álbumes, los Beatles se rompían en pedazos, y, con el legendario festival de Woodstock, el movimiento hippie y la psicodelia alcanzaban su cumbre. Mientras tanto, en la ciudad de Detroit, fuera de todos los focos mediáticos, un sonido destructivo y cargado de rabia y sexualidad comenzaba a brotar gracias a grupos como MC5 y The Stooges.

The Stooges y su carismático líder Iggy Pop fueron los principales precursores de la corriente musical llamada proto-punk, el embrión de la música punk que finalmente estallaría a mediados de la década de los años setenta de la mano de Sex Pistols, The Clash o The Ramones. A pesar de la irrebatible influencia en generaciones posteriores, la música de The Stooges fue incomprendida y gozó de poco éxito comercial en su época. El propio Iggy Pop muestra su falta de pertenencia e independencia musical en el documental Gimme Danger de Jim Jarmusch: “I don´t wanna be part of Glam people or punk people, I just wanna be/No quiero ser parte del Glam o el punk, simplemente quiero ser”.

En ese mismo año 1969, The Stooges debutaron con su álbum homónimo con la producción de John Cale en la ciudad de Nueva York. Un fantástico disco con eternas canciones como I Wanna Be Your Dog o We Will Fall, pero que supuso un tremendo fracaso en cuanto a ventas. Ante los malos resultados, la discográfica Elektra contrató como productor a Don Gallucci y trasladó la grabación a Los Ángeles.

Debido a los destacables y potentes directos de la banda, el productor decidió grabar Fun House (1970) como si uno de ellos se tratara. El resultado es una violenta descarga sonora inundada de los psicóticos y orgásmicos rugidos de Iggy Pop y de una furiosa sección instrumental liderada por el guitarrista Ron Asheton que constantemente bordea el caos.

El álbum comienza con el frenético tema de apertura Down On The Street. Un subidón de adrenalina proporcionado por cortantes riffs de guitarra de influencia blues y un ritmo de batería completamente crudo. Cuando a esta mezcla el cantante añade sus ladridos endiablados, el oyente puede visualizar una convincente actuación en directo, pero con la calidad de sonido de una grabación en estudio.

Loose tiene una clara influencia de uno de los más recordados himnos del proto-punk Kick Out The Jams del coetáneo grupo MC5. Conducido por una dominante línea de bajo de Dave Alexander, Iggy Pop ensucia el contenido de las letras con dobles sentidos sobre drogas y sexo: “I´ll stick it deep inside/lo meteré en lo más profundo”.

En T.V. Eye la tensión generada es admirable, hay en esta canción una continua sensación de que algo está ardiendo o a punto de explotar. El riff de guitarra principal es lo más brutal e incendiario que se había visto hasta la fecha, y es compresible que fuera tan difícil de asimilar tanto por el público como por los críticos.

En el ecuador de Fun House aparece el primer tema largo del álbum: Dirt. Sobre el incansable ritmo de bajo de Dave Alexander, la anárquica y distorsionada guitarra de Ron Asheton se luce junto con Iggy Pop y sus letras concisas e insinuantes: “I’ve been hurt, And I don’t care, ‘Cause, I’m burning inside (…) do you feel it when you touch me?» / «Me han herido y no me importa, porque me estoy quemando por dentro (…) ¿lo sientes cuando me tocas?»

La parte final del álbum es un reflejo a lo que estaba sucediendo con la banda. Mezclaban heroína con LSD e incluso Dave Alexander fue despedido al ser incapaz de tocar en un concierto por su estado de embriaguez. Esta autodestrucción se empieza a palpar más claramente en la siguiente canción del álbum: 1970. En un ritmo marcado por la contundente batería de Dave Asheton, el solo de saxofón pirómano de Stephen Mackay somete a la banda al caos con una vertiente más jazzística.

Con el tema homónimo Fun House esta tendencia se confirma. En este caso el saxofón de Stephen Mackay está presente desde el primer momento y combate sin complejos con los sucios riffs de guitarra de Ron Asheton. Un Iggy Pop poseído despide esta siniestra y brillante canción con chillidos desafiantes: “I came to play!/ ¡He venido a jugar!”.

El cierre del álbum corresponde a L.A. Blues y con ello la destrucción definitiva. Consiste en cinco largos minutos de cacofonía anárquica y desconcertante, incluso por momentos desagradable. Un epílogo caótico que funciona como final agónico del “concierto” que acabamos de presenciar. 

Tras el fracaso comercial que también supuso Fun House, The Stooges, y principalmente su líder Iggy Pop cayeron en el pozo sin fondo de la heroína. Rescatados puntualmente por David Bowie y el sello Columbia consiguieron grabar el también brillante álbum Raw Power (1973), pero fue un espejismo y finalmente la banda se desintegró en 1975. 

La música de The Stooges fue incomprendida, sin embargo rompió con su tiempo y su influencia en grupos posteriores es innegable. Cincuenta años después, no se ha vuelto a transmitir la rabia y la destrucción de forma tan convincente. Iggy Pop, en el discurso de aceptación de The Stooges en “The Rock & Roll Hall of Fame” (2010) resumió la trayectoria del grupo en tan sólo una frase: “Music is Life, and Life is not a Business”.

Escucha aquí Funhouse de The Stooges

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