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Layabouts vuelven a dar caña en Madrid

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Aún recuerdo la primera sensación cuando descubrí a los Layabouts, allá por 2011 en la Radio Encendida, en lo que prometía ser un día para disfrutar de grupos ya conocidos y hacer nuevos fichajes, y está claro que los madrileños eran una gran apuesta. Pura energía y frescura, con muchas ganas de animar al personal, con sabor a rock añejo, a rock potente.

Mucho ha llovido desde entonces, y después de 3 años y dos meses, como rezaba en sus redes sociales, volvieron a los escenarios el pasado viernes 22 de febrero, de momento para conmemorar el primer aniversario de Club 61, pero sin noticias de un nuevo disco a la vista (después de haber paseado su Savage Behaviour durante 18 meses en 2011 y sacar el EP Monster en 2015). A pesar de eso, el anuncio de este directo era una muy buena noticia para los fans de la banda, incluso para los que no lo son, como por ejemplo un par de amigos que les escucharon un poco antes del concierto y fue unánime la frase de: «¡Qué cañeros que son, no pensé que fueran a serlo tanto!» , previo a hacerse con sus respectivas entradas justo después.

Para los que no los conozcáis, sus miembros son Jon (bajista y cantante) Javi y Rober (guitarras) y Victor (batería), quienes se juntaron en 2005 para hacer la música que no podían con sus respectivos grupos. Su cabezonería a la hora de no cambiar el idioma en el que cantan (para ellos su música suena en inglés) y el hecho de no querer dar concesiones a ciertos aspectos artísticos, hicieron que formasen Homeless Record, su propio sello discográfico.

El reencuentro

Y ya esperando el lío llegamos a la Sala Club Maravillas, en el barrio de Malasaña, haciendo tiempo y viendo cómo los miembros de la banda van saludando a unos y otros con una gran familiaridad.

Reconozco que al ser seguidora de la banda tenía mucha curiosidad por saber cómo sonarían al cabo de tres años, si habrían perdido el hambre de tocar alto, de hacer ruido, pero sólo bastaron miradas cómplices entre los miembros del grupo, unos acordes distorsionados y ¡bum! a saltar con Stop the Replay como si no hubiera pasado el tiempo.

Vuelta al trueno

Nos prometieron  tocar los temas míticos y así lo hicieron, desgranando muchos de su primer LP (con el que se ganaron el sanbenito de rock indie bailable), también de sus siguientes trabajos con los que se afianzaron en el garage rock, con influencias más oscuras y menos sintes.

En una primera parte, Stop the Replay era una declaración de intenciones de lo que vendría a continuación con temas como You Got It , en la que la principalmenteJavi animaba desde el principio dando palmas,  las tortuosas guitarras de The River and the Razorblade o los rugidos vocales de Jon en Perfect Day.

No había duda de que quien tuvo retuvo, y mi curiosidad terminó de quedar satisfecha cuando Jon decía: “aún nos gusta alto”, sin dar descanso en un concierto atronador, en el que el sonido no siempre hizo justicia a su voz. También se refirió a Vīctor (batería) por su potencia a la hora de tocar, muy física y visceral, casi hipnótica.

Saltando sin parar, uno a uno los temas se iban sucediendo, dejándonos sin aliento, con un público entregado que no paró de disfrutar. Por otra parte, su música destila honestidad por los cuatro costados, siendo fieles a sus influencias post punk británicas, combinando la ligereza y el “gamberrismo” de temas como Naive , Rat in a Lab o Electro Rocker Move (recordando mucho a The Hives) con la oscuridad y energía de otros como Sleeping (con acordes con reminiscencias a Placebo) o Corrupted Scene Behind the Stage donde reivindican la diversidad y la fidelidad a uno mismo.

Adrenalina sin límite y rock sin artificios ni postureos, sonido crudo, conciso es lo que encontramos en los Layabouts tres años después, en gran comunión con el público, en lo que fue un concierto con una sensación muy familiar.

Death Wall y .. ¿hasta pronto?

En la recta final se dieron el gustazo de tocar T&M, un verdadero trallazo que el grupo disfruta especialmente. Y para poner punto y final a la noche todos sabíamos lo que venía a continuación, el mítico Fine for Me,  con su pogo / death wall con el que ya nos terminamos de volver locos.

Se nos rompió un poco el corazoncito por la incertidumbre al comentar que no saben qué va a pasar con Layabouts. Una vez acabado el concierto, pudimos hablar con Rober, al que le dejamos caer que necesitamos que vuelvan, en España faltan grupos que de rock intenso y sincero.

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