InicioConciertosCrónica Bilbao BBK Live 2019: Liam Gallagher aúlla clásicos de Oasis (jueves)

Crónica Bilbao BBK Live 2019: Liam Gallagher aúlla clásicos de Oasis (jueves)

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El jueves 11 de julio la música volvió a vibrar en el monte Kobeta con la jornada inaugural del Bilbao BBK Live 2019. El emplazamiento está tan ligado al evento que ya ni se habla de un posible cambio de recinto, como en precedentes de entradas agotadas (esta vez, al menos por sensación, tan solo se vendió todo el viernes). El objetivo es seguir creciendo a nivel artístico, como demostró la nueva imagen decorativa de parte del festival -un lobo imponía su aullido en la ladera entre los dos escenarios principales-  y mejoras como el aumentado escenario Firestone; así como exprimir al máximo las condiciones que otorgan las campas de Kobetamendi. No en vano, se ha aprovechado el mismo espacio este domingo 14 para el megaconcierto de Berri Txarrak en su gira de despedida.

De esta forma, el encargado de abrir la veda y despertar el ambiente festivalero fue Liam Gallagher, que en su concierto de hora y diez largas acumuló el gentío más amplio, que esperaba con hambre los clásicos de su banda primigenia Oasis. El vocalista y frontman, uno de los mejores en ambos aspectos según aprecia él mismo, ofreció sin disimulo aquellos temas que le hicieron un nombre al frente de la extinta banda de britpop. Un total de 9 piezas del total de 16 que interpretó en Bilbao.

Un porcentaje muy superior al que ofreció tan solo un año antes en el mismo escenario su hermano Noel, cuya actuación fue menos fiestera pero más elegante y heterogénea que la de Liam en esta edición. El menor de los Gallagher fue a tiro fijo y mostró en escena los gestos chulescos que siempre le han caracterizado; buscó sintonía con el público dedicando canciones a los de Manchester, las de Bilbao y los escoceses; y, más que cantar, aulló tanto los himnos de Oasis, como «Roll With It» o «Champagne Supernova, que dio la sensación de estar en un karaoke, solo que con una firme banda detrás.

Liam Gallagher tenía una cámara en el micro que le enfocaba en primer plano. Foto: Jordi Vidal.

La mayoría de los temas que sonaron fueron compuestos en su día por su hermano mayor. Y es que, era Noel el artífice de los éxitos del grupo que en los 90 lanzó un puñado de álbumes superventas (‘(What’s The Story) Morning Glory’ y ‘Definitely Maybe’ fueron los únicos trabajos con los que echó la vista atrás). A Liam le cuesta más escribir sus canciones, como demuestra el hecho de que para su próximo lanzamiento (‘Why Me? Why Not’) cuente con colaboradores en todas las composiciones.

Precisamente fue en los cortes de su relanzada carrera individual donde menos pasiones levantó Liam en el Bilbao BBK Live. Asimismo, en las menos guitarreras, se le vieron las carencias que siempre ha tenido vocalmente el exlíder de Oasis; “Bold” quedó lastrada por esta sensación y por el repetitivo acorde que hilaba el guitarrista Jay Mehler. Este último, compañero también de Liam en su fallido proyecto post-Oasis Beady Eye, con los que actuó hace unos años en Kobeta (“se me hace familiar”, comentó el vocalista en referencia al monte), destacó notablemente en los solos de “Morning Glory” y “Supersonic”, las dos mejores de la cita.

En “Wonderwall”, canción que ya sonó de la boca de Noel en 2018, una oleada de móviles y brazos al cielo dejó la escena más festivalera. Mientras tanto, Liam, con su figura de estrella del rock algo apagada y a falta de repertorio novedoso al que echar mano, seguía aullando, como el lobo de la ladera, clásicos de Oasis.

El ex-Oasis mantiene su chulería intacta. Foto: Jordi Vidal.

¿Verdadero cabeza?

Quizá el concierto de Thom Yorke, que cerró el segundo escenario pasada la madrugada, no fuera el más abierto musicalmente dada su estética introspectiva y por momentos casi indigesta, pero su show de hora y media hizo preguntarnos si era el líder de Radiohead el verdadero cabeza de cartel de la jornada.

Acompañado de su productor y colega Nigel Godrich y de otro músico de apoyo sujeto a su posición detrás de dos ordenadores, el compositor ofreció un repertorio muy repartido entre sus tres álbumes en solitario, proyectos paralelos como Atoms For Piece -supergrupo que creó con el bajista de Red Hot Chili Peppers y el propio Godrich, entre otros- y un ligero paso por la banda sonora que creó para el filme ‘Suspiria’ en 2018.

Thom Yorke
Thom Yorke, en uno de sus momentos al bajo. Foto: Tom Hagen.

Impactaron en todo momento los visuales psicodélicos, hipnóticos, espaciales y caleidoscópicos, creados por el artista holandés Tarik Barri, que añadían un tono vanguardista y fílmico a su espectáculo ‘Tomorrow’s Modern Boxes’. Por su parte, Yorke se mostró mucho más dinámico que Liam un rato antes, contoneándose como acostumbra y asomándose a animar a ambas bandas del público.

Emocionó al piano en “Dawn Chorus”, de su reciente ‘ANIMA’, intercaló bajo en piezas más cercanas al sonido de su banda principal (“Black Swan”) y elevó el recital con la electrónica minimalista y glitch de sus también nuevas “Not The News” y “Traffic”, con Yorke incitando a saltar a los presentes y moviéndose por el tablado como en el cortometraje dirigido por Paul Thomas Anderson que acompaña a su última referencia.

Fue mejorando en cuanto a sonido con el paso de las canciones, minimizando lo elevados que estuvieron los graves en este escenario en las actuaciones de John Grant y Nils Frahm durante la tarde noche. “Default” puso el broche a un concierto estimulante a ratos, irritante en otros, pero que no dejó a nadie indiferente.

Thom Yorke
El cantante de Radiohead estuvo muy activo en Bilbao. Foto: Tom Hagen.

Tarde variada

Antes de los dos reclamos de la jornada hubo propuestas de todo tipo en la parrilla de la tarde del Bilbao BBK Live. Con la solana pegando aún, los franceses The Psychotic Monks salían a escena en uno de los escenarios cercanos a la entrada. En cinco piezas extensas, de progresiones industriales y ruidistas, los galos provocaron los primeros pogos de la edición ante una audiencia mayormente foránea -más de 100 nacionalidades se contabilizaron este año según los datos de la organización.

Justo después, el músico estadounidense, afincado en Islandia, John Grant presentó su último trabajo ‘Love Is Magic’ y mostró su fluidez con el castellano, aunque con lagunas (“es vosotros” conjugó hacia mitad de bolo). Combinó su faceta de pop pianístico en la muy reconocible “Queen of Denmark”, con su cada vez más experimental búsqueda del electropop bailable en plan Róisín Murphy en “Preppy Boy”. “Vamos a mover el culo” incitó tras la balada “Glacier”, dedicada a aquellas personas que piensan en suicidarse -la oscuridad de su figura siempre presente-, para cerrar con “Black Belt”.

John Grant salió descalzo y con una mascara negra pintada en su rostro. Foto: Tom Hagen.

Abiertos al mundo y a todos los palos, Khruangbin dieron, probablemente, el mejor concierto del día con un repertorio, en su mayoría instrumental, que dejó solos de guitarra y bajo serpenteantes y absorbentes. Su funky revisión de diferentes referencias musicales encandiló a la audiencia presente y regaló pasajes hechos para el baile en piezas como “Lady & Man” o “Maria También”, de su global segundo álbum ‘Con Todo El Mundo’.

El concierto de Nils Frahm, justo antes de los comentados cabezas de cartel, fue de menos a más, sobre todo porque pasó de su vena clásica a su faceta más minimalista y progresiva. Encargado de varios pianos, sintetizadores, órganos y demás elementos, el productor germano requería concentración y silencio, como se encargaron de recordar varios asistentes. No era quizá el mejor lugar para su exquisita propuesta y no terminó de convencer para un escenario grande como los del Bilbao BBK Live.

Nils Frahm mostró su versatilidad y manejo de los tempos. Foto: Tom Hagen.

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